Ogarapé y el Año de la Fe

Reproducimos un texto preparado desde el Centro Cultural Ogarapé, de Asunción, que da noticia de sus actividades en torno al Año de la Fe.

La convocatoria del Santo Padre nos llegó como una brisa fresca, desafiante para los duros calores del Paraguay, inspiradora para renovar y ahondar las iniciativas en la siempre tan necesaria formación en la fe.

En ese contexto, al leer la carta Porta Fidei de Benedicto XVI, en el Centro Cultural Ogarapé renovamos la ilusión por trabajar para hacer llegar a nuestras amigas el contenido de ese documento.

Así, siguiendo las recomendaciones del Santo Padre y del Padre, en agosto de 2012 pusimos en marcha las primeras iniciativas por el Año de la Fe. Empezamos con una serie de “Convivencias de Preparación” que se desarrollaron en cuatro jornadas mensuales.

El punto de partida fue una charla sobre “Fe y Ciencia”, impartida por el Pbro. Dr. Luis Martín Lucia, sacerdote y geólogo de profesión, a la que asistieron -por citar sólo unos ejemplos- amas de casa y profesionales jubiladas, estudiantes, abogadas, economistas, periodistas, administradoras, farmacéuticas, y demás, en un rango muy amplio de edades. 

Al término de la conferencia, en la que se explicó entre otros temas la teoría del “Big Bang” y la llamada “partícula de Dios”, quedó muy claro que la fe y la razón son dos alas para llegar a la verdad: lejos de contradecirse, se ayudan mutuamente.  

Patricia Lafuente, periodista, comentó que “fue simplemente maravilloso ver cómo los avances de la ciencia nos siguen dando pistas que tienden a confirmar lo que la fe nos regaló: saber de la existencia de un único Dios. Esta clase me dio nuevos argumentos para debatir con mis amigas, especialmente aquellas que siguen erradamente creyendo que la ciencia se opone a Dios. Por mucho que inventen, sólo Dios puede ser la explicación para que esa pequeña partícula cambiara de comportamiento y produjera el Big Bang que originó  las galaxias y lo que las compone”. 

Logo del Año de la Fe

Otra de las asistentes, Elvira Medina, expresó que “esta clase magistral sorprendió gratamente a nuevas amigas, que aprendieron verdades de fe con la sencilla explicación en un ambiente de alegría”. Y agregó que “la compresión del tema exige conocimientos previos de Física, pero como buen pedagogo el sacerdote explicó todo de tal modo que lo hizo accesible al entendimiento de todas las asistentes. Aprendimos que el camino de la fe es de transparente sencillez para el que la vive, es luz permanente en la vida”.

La lectura del Catecismo fue la tarea asignada para las siguientes tres jornadas de convivencias preparatorias. Así, todas las que asistimos a Ogarapé (en diferentes días y horarios), formamos grupos de estudio para leer y conversar sobre determinados puntos del Catecismo  y luego presentar breves ponencias al final de cada mes. El primer mes nos dedicamos a la lectura de los capítulos dedicados a “Creo en Dios Padre”. Ahora estamos con los puntos dedicados a “Creo en Dios Hijo”, y el mes próximo nos abocaremos a “Creo en Dios Espíritu Santo”.

No es la primera vez que organizamos grupos de estudio del Catecismo, y es animante ver cómo incluso las señoras de más edad, que ya participaron en varias oportunidades, siguen tomando con entusiasmo el Catecismo, y con motivación propia buscan formas creativas de renovar la experiencia. Así, por ejemplo, Adela de Aguirre, implementó tras la exposición de su grupo la modalidad de juego “verdadero-falso” para testear los conocimientos de las asistentes. Es indescriptible el gran entusiasmo y la alegría que mostraron las señoras al participar en el juego, que ponía de manifiesto el serio estudio que todas habían desarrollado.

Es muy edificante ver el empeño que ponen los grupos para prepararse sorteando problemas de trabajo, familia o salud”, comentó Ruth de Fretes, que tiene a su cargo varias charlas de formación doctrinal para señoras, y subrayó cómo le impresionó y contagió “la alegría con que las participantes se actualizaron en conocimientos de informática para hacer más atractivas las exposiciones”.

A lo largo de estos meses,  se han multiplicado las anécdotas de cómo cada una comentaba con su familia, amigas, vecinas y compañeras de trabajo, lo que iban aprendiendo. 

Es digno de destacar que todas nos preparamos con entusiasmo y alegría, agudizando el ingenio en los medios de exposición. Algunas lo hicieron apoyándose en la tecnología, otras prefirieron la exposición oral, otras emplearon ilustraciones. La convivencia con sus diversos matices logró que las palabras se convirtieran en transmisoras de significados nuevos, de profundización racional y sensible para llegar a Dios. 

Da vértigo saber que en todo el mundo somos incontables las personas que estamos estudiando, compartiendo, y trabajando para secundar esta iniciativa del Vicario de Cristo para la nueva Evangelización.