Un pueblo de Guinea Ecuatorial, conmovido por la intercesión del beato Álvaro del Portillo

Dos hermanos de una familia perseguida de Guinea Ecuatorial estaban enemistados desde hacía varios años. Adelina le pidió al Beato Álvaro del Portillo que intercediera por ellos.

Adelina Kola nació en Guinea Ecuatorial en 1933. Guinea fue colonia española hasta 1970. Cuando consiguieron la independencia, el poder lo ejerció un dictador. Adelina estaba casada, tenía 8 hijos, formaban una familia católica. Su marido fue perseguido por la dictadura, pensaban que les hacía sombra y lo mandaron fusilar el 31 de mayo de 1972. Tuvo una muerte ejemplar, murió perdonando.

También persiguieron a Adelina, la encarcelaron y sufrió mucho para educar a sus hijos. En 1982 tuvo la oportunidad de trasladarse a España, con un hijo y una hija, se establecieron en Barcelona, allí conoció la Obra y pidió la Admisión como Supernumeraria en 1984.

Desde 2010 hasta 2012 vivió en Badalona con un hijo. Anteriormente en Tarrasa. A finales de 2012 se trasladó a Malabo (Guinea-isla), para mejorar la salud. El clima de allí le alivia el dolor reumático y vive con su hija mayor Mª Aurora. Desde Voramar –el centro del Opus Dei de Badalona- le escribimos y le enviamos libros y hojas informativas. Ha organizado una reunión semanal en su casa a la que asiste una Supernumeraria joven que también reside allí, y un grupo de amigas; les da una charla y están muy entusiasmadas. Ella pide para que la Obra llegue pronto a Guinea.

Con motivo de la Beatificación de Don Álvaro, le enviamos el libro de la Beatificación y muchas hojas informativas. Pensó encomendar a Don Álvaro un problema grave de su familia. Los hijos de su hermano, que viven en un pueblo cerca de Bata (Guinea-continente), estaban enemistados.

Hizo un viaje al pueblo para hablar con ellos, primero habló con el que había empezado la discordia, le explicó lo bueno que era perdonar, pero le contestó que él jamás perdonaría ni a su hermano ni a su hermana. Adelina le dijo que pensara lo que le había dicho y lo puso en manos del Beato Álvaro.

Al cabo de pocos días se produjo el milagro. Vio claro que había sido así, porque ese mismo día leyó en “El libro de la Beatificación”, y en la página 102 el capítulo “Brindo por la unidad de mi familia”, con un recuerdo de Pilar del Portillo. Ese día su sobrino se presentó en casa de su hermano para reconciliarse y le dijo que iba a casa de su hermana, para pedirle también la reconciliación.

Todo el pueblo se quedó conmovido ante ese hecho y se celebró una Misa para dar gracias y al Beato Álvaro del Portillo se le agradeció este favor. Adelina repartió muchas hojas informativas de la Beatificación.

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